jueves, 21 de abril de 2016

Puente de madera de Lovech. Bulgaria

Puente de Lovech. Bulgaria
La mañana del cumpleaños de Luis la pasamos de viaje. En Plovdiv cogemos el lento tren a Sofia  (9 lev, unos 5 €) y de allí un bus a Lovech  (14 lev, unos 7 €).
Vemos que la gente se apea en la calle principal de Lovech y hacemos lo mismo.
Llegamos hasta el precioso puente cubierto de madera sobre el río Osam, construido entre 1872 y 1874.  Lo cruzamos despacio disfrutando el silencio y la tranquilidad de un domingo a las tres de la tarde. La mayoría de las tiendas están cerradas, las pocas que quedan abiertas venden recuerdos típicos, aunque en esta época no se ven muchos turistas por estos lares. Entre las tiendas, estrechas ventanas asoman al río y dejan pasar los rayos de sol de un precioso día de otoño.

En el puente de Lovech. Bulgaria
El puente comunica la parte antigua y la ciudad nueva. Termina en la amplia plaza (Varotsa) rodeada de restaurantes. Elegimos uno al azar y pedimos algunos platos locales: lengua guisada, arroz con pescado que nos sirven con una montaña de queso sirene, el queso blanco típico búlgaro que acompaña todos los platos,y también croquette, que resultan ser hamburguesas gigantes de carne muy especiada. Además de la ensalada de tomate, cubierta de otra montaña de queso sirene.  No sé qué fue, pero la comida me sentó fatal, seguramente la sobredosis de queso me pasó factura y paso toda la tarde echa polvo. Los platos búlgaros son muy sabrosos pero tremendamente pesados.
Comidas búlgaras



Nos alojamos en la GH Varosha2003 (37 € con desayuno) cerca del rio y al lado del puente de madera. Paso la tarde dormitando, sin fuerzas para ir a ningún lado.
Al anochecer salimos a pasear por este pueblo tranquilo. El puente se ve precioso iluminado con luces de colores. Las casitas de la parte antigua conservan su diseño tradicional, con parras en la puerta y una única altura volada sobre vigas de madera. Las calles siguen solitarias.
Cenamos (cena Luis ) en una casa antigua que se cierra con un enorme portalón. Es una preciosa mejana, con aperos de labranza en el patio y una terraza de madera en la primera planta. Sentados en la veranda podemos ver toda la casa. No hay apenas clientes y la mayor parte del tiempo estamos solos. Nos ponen música tradicional, como en la mayoría de mejanas, unos ritmos que ya nos suenan y tarareamos (parece que le vamos pillando el gusto).

Hammam de Lovech. Bulgaria
Lovech noche. Bulgaria

Al día siguiente me siento mejor, aunque lo tomamos con mucha calma. Después de desayunar vamos a la autogara a coger el bus a Troyan (salen cada hora) que tarda 40 minutos en recorrer los 30 km. En Troyan cogemos un taxi para ir al Monasterio (8 lev,  unos 4 €).

Monasterio de Troyan

Monasterio de Troyan. Bulgaria

Monasterio de Troyan. Bulgaria
Qué bonito es el monasterio de Troyan!. Es el tercero más importante de Bulgaria. Tiene la misma estructura que el resto de monasterios que hemos visitado en Bulgaria: se accede por una puerta en la muralla y en el interior se encuentra el monasterio con galerías de madera oscura rodeando el patio y en el centro la iglesia. La diferencia es que el Monasterio de Troyan está lleno de macetas con geranios de colores que le dan un ambiente muy agradable y acogedor. Además no hay apenas gente y los únicos feligreses son lugareños que van a poner velas al santo.

Monasterio de Troyan. Bulgaria
Monasterio de Troyan. Bulgaria

Monasterio de Troyan. Bulgaria
La iglesia, tanto en el interior como en el exterior, fue pintada entre 1847 y 1849 por Zahari Zograph, el popular pintor búlgaro de la época, que también pintó la iglesia principal del monasterio de Rila, el mayor monasterio de Bulgaria y del que hemos oido hablar a lo largo del viaje. Otra de las reliquias visitadas y valoradas en el Monasterio de Troyan, con fama de ser muy milagrero, es el icono de las tres manos de la Virgen.
Parada de bus. Troyan. Bulgaria
Pasamos un rato por el monasterio, pero se ve pronto y cuando queremos volver no encontramos bus ni taxi. Preguntamos en una tienda, pero la dueña tiene un nivel de empatía nulo y pasa de nosotros, sin dejarnos explicarle que queremos que llame a un taxi y que le pagaremos la llamada.  Luis dice que en estos casos hay que acudir directamente a la autoridad: vuelve al monasterio y se acerca a una mesa en la que un grupo de curas / popes orondos disfrutan del sol comiendo grandes racimos de uva.
Tampoco ellos entienden inglés, pero el que parece el jefe chasquea los dedos y aparece un seglar que hace de intérprete; en cuanto se le explica el problema, saca de las profundidades de su sotana un teléfono móvil y llama a un taxi. Problema resuelto.

Lovech. Bulgaria
Nos da tiempo de coger el bus de las 13 h y llegamos pronto a Lovech. Comemos en la terraza de la mejana Gatena, con una camarera con cara de mal día, aunque ya no nos extraña y casi nos hemos acostumbrado a estos bruscos modales búlgaros.

Después de comer recogemos en el hotel las maletas y a las 16h30 cogemos la furgoneta para ir a Veliko Tarnovo (10 lev unos 5 €), un viaje corto que en 2 h nos lleva a conocer un nuevo lugar en Bulgaria. Pero eso se queda para otra entrada

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