martes, 27 de marzo de 2012

Visiones de Egipto

La Esfinge de Guiza y las Pirámides al fondo. El Cairo
He viajado tres veces a Egipto, es un país que me atrae y me resulta interesante. Y ahora, cuando los periódicos han dejado de hablar de la revolución egipcia, sigo acordándome de este país que está viviendo importantes momentos históricos y luchando por su futuro.
La primera vez fui con Lola, en un viaje organizado de una semana que combinaba cuatro días de crucero con dos en El Cairo. Este viaje, básicamente turístico, me permitió conocer el impresionante pasado de Egipto, la parte mas fotografiada y en algunos aspectos mas interesante. De todos los monumentos me impactó especialmente la Esfinge de Guiza, me quedé embobada con esta enorme figura sin nariz, grande, majestuosa, que me hacia sentir pequeña y poca cosa.
Oasis y desierto


Desierto
 Volví a Egipto con Luis para hacer un recorrido por los oasis. Viajamos 2000 km a través del desierto, por los oasis de Siwah, Bahariya, Farafra, Dakhla y Kharga, lugares sin apenas turismo y con poblaciones concentradas alrededor de los escasos espacios de agua. Me sorprendió ver, claramente delimitada, la linea entre vegetación y desierto, vida y muerte, supervivencia y vacío. Y sobretodo los mil colores y formas del desierto; las dunas de arena fina y suave, de color amarillo del desierto de Siwah; el blanco deslumbrante de los gigantescos“champiñones”de piedra calcárea del desierto Blanco, cerca de Bahariya; la tierra negra de roca volcánica del Desierto Negro mas allá de Farafra, o los colores rojizos del Desierto Rojo y combinados entre unos y otros, paisajes de piedras de color marrón, en una llanura interminable, confundida con el horizonte.
El Desierto Blanco Bahariya. Egipto     Foto: trotamillas.es

Desierto

Desde El Cairo viajamos en tren a Alejandría, fundada por Alejandro Magno en el Delta del Nilo y actualmente un importante puerto del Mediterráneo Oriental. Un autobús nos llevo al oasis de Siwah, después de una larga parada en Marsa Matruh, (ciudad portuaria a 240 km de Alejandría, en la que veranea la clase media cairota).
En una calle de El Cairo

Verdulero de El Cairo
En los viajes se nos quedan retenidas en la memoria escenas y momentos  que, sin saber bien el motivo, seguimos recordando a lo largo de los años. Recuerdo que en Marsa Matruh fui al baño, una mujer con mantón negro y la cara cubierta sujeta la puerta desde dentro. Me dice, en un correcto inglés, que el baño está muy sucio. Su madre se lava las manos discretamente. La chica se destapa la cara para refrescarse. Es joven, muy guapa y lleva un maquillaje elegante en ojos, labios y mejillas. Me ayuda, me espera y antes de salir se cubre de nuevo la cara. Cada una se dirige a su autobús, yo al de Siwah, ellas al de Alejandría. Al rato miro hacia allí, varias mujeres van tapadas de negro y con la cara cubierta, tal vez la chica me mire y me sonría, pero yo ya no la distingo, se me confunde con el grupo. Cuando veo mujeres con la cara cubierta, evoco esta escena.
Dejamos atrás el desierto y llegamos a Luxor. Después de tantos días tranquilos nos agobió el ambiente y salimos rápidamente. En El Cairo la familia de Mahmud nos pide que llevemos un paquete a su hijo, al que conocemos porque está en Aula Dei, en Zaragoza. Un rato antes de salir hacia el aeropuerto, el padre y varias hermanas acuden con una enorme bolsa llena de comida recién cocinada, especialmente los pichones en salsa que al parecer tanto le gustan. A veces la educación tiene sus inconvenientes y aunque protestamos un poco, cargamos con los pichones hasta España. La gula de Mahmud nos esperaba ansiosa en la estación de tren de Zaragoza, allí recogió su comida y se perdió rápidamente a hincar el diente a los recién cocinados pichones.
Moraleja: quien quiera pichones que se los cocine.

Monasterio de Santa Catalina. Monte Sinai. Egipto
El último viaje a Egipto formó parte de una ruta por el Mediterráneo. Iniciamos el recorrido en El Cairo y a través de la Península del Sinai y el Mar Rojo pasamos a Jordania, Siria, Líbano y Turquía para volver desde Estambul.

Subida al Monte Sinai por la puerta del Perdón
Subimos al Monte Sinai por la tarde, cuando ya no quedaban turistas y podíamos caminar tranquilos. Pasamos por la puerta del Perdón y vemos la puesta de sol desde lo alto, con un paisaje árido de piedra caliza, sin apenas vegetación. El monte Sinai es un lugar de culto de judíos, musulmanes y cristianos. Según la Biblia, fue allí donde Dios entregó a Moisés las Tablas de la Ley con los Diez Mandamientos. Cuando Moisés bajo del monte Sinai, después de cuarenta días, el pueblo desesperado estaba adorando un becerro de oro, Moisés se enojó profundamente y lo rompió.
El becerro de oro (the golden calf)
Pero yo, viendo el paisaje del Monte Sinai, entiendo a los hebreos. Es muy difícil aguantar 40 días en un secarral, bajo un sol de justicia, sin nada que comer, para que encima te digan que esta es la tierra prometida.
Buceamos en las aguas claras y transparentes del mar Rojo, desde la orilla se llega fácilmente a un acantilado en el que pasamos horas viendo una gran diversidad de peces y contemplando los intensos tonos de los corales vivos. Cruzamos el Mar Rojo hasta Jordania, en el recorrido vemos las luces de los pueblos costeros de los cuatro países, Egipto, Israel, Jordania y Arabia Saudí.

Tres visiones de Egipto, todas ellas impactantes e inolvidable.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Diarios de viaje. Relato del viaje a Georgia y Armenia

Diario de viaje
Mi primer viaje al extranjero, mas allá de cruzar la frontera del Portalet (Francia) para comprar unos quesos y presumir de haber salido de España, fue en el año 1989 a China.
Viví el viaje a China como un sueño. Fui recogiendo en un diario mis impresiones y aunque ese primer diario se perdio, esa costumbre me ha ido acompañando en los viajes que he seguido haciendo.
Los diarios son muy importantes para mí. Me sirven de distracción en los momentos de espera, en ellos escribo y pego cosas que me llaman la atención como entradas, billetes, tarjetas de hoteles y sobretodo las etiquetas de cervezas, costumbre que copié de Luis.
Escribir el diario se convierte así en un ritual, supone un momento de descanso que incluso Luis aprovecha para desconectarse y quedarse colgado en su mundo. A veces le pido que sea artista invitado, que escriba algo, pero en general prefiere que yo escriba y él lo lee y a veces lo corrige o no (eso mismo ocurre con el blog).
Cuando surgió la oportunidad de relatar el viaje a Georgia y Armenia recurrí al diario.
Antes de cada viaje suelo mirar los relatos de la página web de  http://www.viatgeaddictes.com/es/ . Me suele gustar el punto de vista de los viajeros que cuelgan en ella sus relatos,  por eso he querido contribuir con éste, que espero os guste. Lo escribí y se lo pase a Luis para que aportase su punto de vista. Luis empezó a escribir y escribió tanto que el relato actual es prácticamente suyo, poco queda de mis cuatro folios iniciales.
Este es el enlace, espero que pueda ser de utilidad a alguno de vosotros: Relato de Georgia y Armenia

Tambien puedes bajarte el pdf Relato de Georgia y Armenia

jueves, 15 de marzo de 2012

Uzbekistán. Samarcanda (8 y final)

En la Plaza Registan
Miro emocionada el cartel de la estación de tren: SAMARQAND. No me lo puedo creer, estoy en la mítica ciudad de Samarcanda, la perla de Oriente, la joya de Asia Central, la ciudad con la que han soñado los viajeros a lo largo de los siglos, la que visitó Marco Polo y  deslumbró a Alejandro Magno.
Incluso el rey castellano Enrique III envío a Ruy González de Clavijo, a Samarcanda en 1404, con la intención de crear una alianza con Tamerlán contra los turcos. Como consecuencia de esta visita existe un barrio en Samarcanda llamado Madrid, único en Asia. Sus experiencias las recogió en el libro Embajada a Tamorlán.
Plaza Registan
Samarcanda es una de las ciudades más antiguas del mundo permanentemente habitadas. Ubicada en la ruta de la seda entre China y Europa, ha sido durante siglos una de las ciudades más importantes de Asia Central.
La ciudad tiene varias joyas impresionantes, todas ellas magnificas e impactantes. Una de ellas  es la Plaza Registan  (Plaza de la Arena), un conjunto arquitectónico que definió las reglas básicas de la arquitectura islámica entre el mediterráneo y el subcontinente índio.
Plaza Registan. Medersa Ulugh Beg
Nos acercamos a la plaza Registan, un policía nos hace gestos mientras toca el pito, no se puede acceder a la plaza sin comprar el ticket. Estamos en una plataforma de madera en medio de la plaza, rodeados de tres medersas de fachadas rectangulares decoradas con cerámicas verdes. El lugar emociona. Aunque los puristas critican la restauración de la plaza, para los ojos profanos la belleza es sobrecogedora. No nos decidimos a comprar el billete que nos reclama el guardia. Queremos disfrutar de Samarcanda despacio, sin prisas y nos sentamos en uno de los bancos externos. Desde allí podemos ver la plaza, el ir y venir de los turistas uzbekos y extranjeros, escuchar los pitidos del guarda encargado de controlar el acceso: Ticket!, ticket!, y pitido tras pitido espantar a los mirones. La plaza se puede ver pero no acceder a ella sin pasar antes por caja. Para nosotros estar allí sentados ya es un placer y dejamos pasar el rato sin animarnos a romper el encanto.
Plaza Registan. Medersa Tilla-Kari

Al fin decidimos comprar el billete. El guardia nos da un papel sin fecha (tal vez estamos contribuyendo a engrosar su economía familiar) y nos deja pasear libremente por estas tres magníficas medersas.

Plaza Registan. Medersa Chir Dor
•    La Medersa Ulugh Beg, (s XV) la mas antigua, situada en el oeste. Contiene mosaicos con temas astronómicos, una mezquita antigua y varias salas dedicadas al astrólogo Ulugh Beg. La fachada la enmarcan dos estilizados minaretes y en el centro una altísima puerta da acceso al patio interior con dos pisos en los que se distribuyen las  “hujras” ( o habitaciones ) de la medersa.
Medersa Chir Dor. Detalle
•    La Medersa  Chir Dor (Puerta de los Leones s.XVII) situada al este, es un reflejo de la Madraza Ulugh Beg. Es la más pequeña de las tres. La fachada contiene dos leones (o tigres), con una cara en el interior, que persiguen una gacela, una excepción de la decoración islámica que prohibe representar seres vivos, razón por la que el arquitecto que construyó la medersa acabó condenado a muerte. Los leones de Chir Dor  están presentes en los billetes uzbecos.
Medersa Chir Dor. Detalle
•    La Medersa Tilla-Kari, (s.XVII) (cubierta de oro) en el medio. Una inmensa puerta y dos pequeños minaretes forman la fachada del edificio. En el interior, las hujras rodean todo el patio ajardinado, ahora reconvertidas en tiendas de artesanías y regalos para turistas. Desde el lado izquierdo del patio se accede a la Sala de Oraciones decorada con cerámicas en tonos dorados.
 Pasamos horas recorriendo las medersas,  embobándonos en mil detalles y dejándonos atrapar por la belleza de este fantástico lugar.

Mausoleo Gur-Emir

Mausoleo Gur-Emir
Minarete
Necrópolis
 Caminando hacia el Mausoleo de Gur-Emir nos encontramos con la grandiosa escultura del Gran Timur (Tamerlan, el gran conquistador de Asía Central, de origén turco-mongol). Cerca de allí en el Mausoleo de Gur-Emir, en persa "Tumba del Rey" está enterrado el conquistador Tamerlán y su familia. Es uno de los monumentos mejor conservados de la ciudad, restaurado por la URSS. Una enorme puerta cubierta de cerámicas da acceso al patio desde el que se  comunican las salas hasta llegar hasta la tumba de Tamerlán (su cuerpo está enterrado en el exterior), un armonioso recinto recubierto de mosaicos en color dorado y repujados en blanco.
No lejos del centro se encuentra el bazar de la ciudad. Pasamos un rato callejeando por los puestos. Comemos un restaurante del mercado unos laghman (sopa de tallarines picante), manti (pasta con carne) ensaladas y pinchitos. No lejos del mercado se encuentra otra de las joyas de Samarcanda: la Mezquita Bibi Khanum, en proceso de restauración, solamente conserva la fachada que se considera una joya del periodo Timur. Esta gigantesca mezquita fue construida por la esposa de Tamerlán Bibi Khanum mientras éste estaba de campaña fuera de la ciudad. Según la leyenda, el arquitecto se enamoró de ella y se negó a completar el trabajo acordado a menos que le diera un beso a él. El beso dejó una marca en ella y la indignación de Tamerlán fue tal que mandó buscarlo, pero ya había muerto. También dicen que por esta razón el emir ordenó que las mujeres se cubrieran la cara para no tentar a los hombres.
Necrópolis Shah-i-Zinda


Necrópolis Shah-i-Zinda
Necrópolis Shah-i-Zinda
Nos acercamos caminando hasta la Necrópolis Shah-i-Zinda. Desde lejos podemos ver la amplitud del complejo, una sucesión alargada de edificios en la ladera de la colina. El complejo se fundó en torno a la tumba de Qusam ibn Abbas, un primo del Profeta Mahoma que trajo el Islam a esta zona y fue decapitado por los infieles (los cristianos) en el momento de la oración, pero él milagrosamente cogió su cabeza en sus manos, descendió a un pozo y siguió viviendo allí. Su santuario es uno de los edificios más antiguos en Samarcanda.
En la segunda mitad del siglo XI comienza la población de la ciudad a enterrarse en las cercanías de la tumba. En los años del gobierno de Tamerlán se convirtió en la necrópolis de la Dinastía Timúrida, con más de veinte mausoleos cómo el de la madre del emir Hussein, uno de los mejores generales de Tamerlán; el de la segunda hermana de Tamerlán, con una original cúpula; el mausoleo de Bouroundonk, general de Tamerlán que se distingue por su sobriedad y demás personas de primera fila en la sociedad de Samarcanda.
Necrópolis Shah-i-Zinda

El lugar tiene algo mágico, preciosas fachadas con cerámicas verdes acogen interiores impresionantes. La necrópolis es un lugar de culto y peregrinaje. Podemos ver a familias enteras rezando en los mausoleos. En lo alto de la Necrópolis se encuentra el cementerio actual de la ciudad, con tumbas de mármol con la serigrafia a tamaño natural del difunto.
Necrópolis Shah-i-Zinda

Necrópolis Shah-i-Zinda

Volvemos al centro, de nuevo nos paramos en la plaza Registan, al atardecer la luz se proyecta sobre las cerámicas y le dan un color cálido. Cenamos en uno de los restaurantes de la parte nueva, a la vuelta de nuevo nos paramos en la plaza Registan, también de noche, con la luz indirecta de los focos,  está magnífica. Pasamos un buen rato respirando el ambiente del lugar.
Grupo de visitantes en la Plaza Registán
En la estación de tren hay que ser duro, fuerte y aguerrido (y su equivalente femenino) para sacar un billete con destino a Tashkent. La gente se agolpa en las ventanillas formando un "rebullo" en el que nadie respeta ningún turno, cada uno intenta ser atendido, gritando, estirando las manos. Cuando por fin logras asomar media cabeza, por la ventanilla te recibe un funcionario malcarado, sin muchas ganas, que te echa la bronca a la menor duda. Así que cuando, no sabes por obra de que milagro, te alejas del lugar con un billete en la mano, das gracias al cielo  por haber superado semejante prueba.
Plaza Registan
Nos vamos de Samarcanda por la mañana. La visita nos ha sabido a poco. Como las grandes joyas esta ciudad necesita tiempo para ser contemplada poco a poco, para pararse a observar mil detalles, mil luces, formas ,mosáicos, dibujos, colores, siluetas...
Dejamos Samarcanda sabiendo que sólamente hemos disfrutado un poquito de la grandeza de esta magnífica perla de Oriente. 

El Gran Timur

Con Samarcanda acabamos la serie de ocho capítulos sobre este trocito de la Ruta de la Seda.

domingo, 11 de marzo de 2012

Uzbekistán. Bujara (7)

Plaza Miri-Arab
Compartimos un destartalado taxi de hace mil años, con asientos que bailan y se inclinan a todos los lados, durante 5 h a través del desierto de Kyzilkum, para ir a Bujara. Los campos de algodón regados por el rio Amu Daria, que desemboca en el casi extinto Mar Aral, van dando paso a un paisaje cada vez más seco.
Mezquita de Kalon

Mezquita de Kalon
Bujara, Bokhara o Buxoro es otra de las ciudades historicas del actual Uzbekistán. Fundada hace mas de 2000 años en un oasis, durante siglos fue parada importante de las rutas comerciales en las épocas de civilización persa, árabe y turca. Alcanzó su mayor esplendor en el siglo XVII, cuando Bujara se convirtió en el centro cultural, religioso y cientifico de buena parte del mundo islámico.
El paso de los rusos y la larga etapa soviética modificaron radicalmente las estructuras sociales de la ciudad y la base de su población (en la actualidad la mayoría no son uzbekos sino tayikos) pero respetó la mayor parte de sus joyas arquitectónicas.
Plaza Lyabi
Son muchos los edificios interesantes que se pueden visitar. Bujara es una ciudad que asombra, los impresionantes edificios se encuentran repartidos por la ciudad y a pesar de su importante pasado histórico y de ser un lugar muy visitado, sigue conservando un aire de ciudad tranquila. Es muy agradable pasar varios días paseando por la ciudad mientras se descubre poco a poco su belleza. La mayoría de los edificios tienen preciosas fachadas cubiertas de cerámicas, con interiores ocultos detrás de las telas, alfombras, pieles y  recuerdos de las numerosas tiendas para turistas que se extienden por todos sitios. Nosotros nos alojamos en una casa típica bujariota convertida en hotel, muy cerca de la plaza central de la ciudad: el Lyabi-Haouz.
Nasrudin Hodja

La vida de Bujara gira en torno a esta plaza construida en los primeros años del siglo XVI, alrededor de un embalse o “haouz”  octogonal, que proporcionaba agua potable a la ciudad.  El embalse de la plaza Lyabi era el mas grande de la ciudad y a él acudían los ciudadanos a coger agua o a bañarse por lo que la falta de las debidas medidas sanitarias provocaba importantes epidemias. Todos los edificios importantes tenían su propia haouz que se alimentaba de agua gracias a una red de canales construidos en piedra. 
Casa antigua bujarí convertida en hotel
En la plaza, enormes moreras centenarias dan sombra a los restaurantes que rodean el haouz, en ellos se reúne la gente a tomar té, charlar o jugar al ajedrez; de noche se animan aún más a la hora de cenar. En uno de los lados se encuentra la estatua de Nasrudin Hodja montado en su burro; Nasrudin es una especie de D. Quijote de la cultura sufí, del que se cuentan leyendas que muestran su ambiguo carácter de genio estúpido. Es muy famoso en los paises de cultura musulmana y en Turquía se le representa también con su burro, pero sentado al revés.
Detalle Medersa Divanbegi
La plaza Lyabi la enmarcan tres edificios del s XVI, dos medersas (escuelas de enseñanza del corán) y una mezquita. En el lado este la Medersa Divanbegi construida para ser un caravansar (lugar en el que se guardaban las mercancias que circulaban por la Ruta de la Seda), destaca por la impresionante fachada con dos enormes pájaros y un sol en el medio, una representación poco habitual en el arte islámico.
Frente a ella, la Medersa Koukeldach (1568) sigue siendo la mayor de Bujara. Una fachada grande con un complejo sistema de bóvedas.
La Mezquita Nadir fue construida al mismo tiempo que el estanque, con una bella fachada en tono dorados.
En el otro lado de la plaza se hallaba un conjunto de caravanserais que en la actualidad albergan tiendas de souvenirs turísticos.
Medersa Divanbegi
No lejos de la plaza se encuentra el pequeño barrio judío y la sinagoga. Bujará albergó una numerosa comunidad judía muy activa y tradicionalmente se llama  judíos de Bujará a los judíos provenientes de Asia Central.
En la plaza Miri-Arab  se encuentra otra de las joyas de la ciudad, un conjunto de edificios religiosos que durante siglos representaron lo más sagrado de la civilización islámica en el Asia Central. Son la impresionante Mezquita de Kalon, del  s XV, con su enorme cúpula decorada en color turquesa; la medersa Miri-Arab, la más antigua e impresionantes de Asia Central, todavía en uso, con capacidad para mil personas. Se dice que Hengis Khan al verla quedo tan impresioado que no pudo destruirla y el símbolo de la ciudad; el minarete Kalon  “pedestal del más grande “ (S XII), que sigue siendo el edificio mas alto de Bujara. Se construyó sobre otro minarete mas pequeño con la pretensión de ser el mas alto del mundo. Sus dimensiones (46 metros de altura mas otros diez de los cimientos) la hacen visible desde cualquier punto de la ciudad. En su construcción se uso por primera vez el color en los mosaicos.

Mercado cubierto
Podemos disfrutar de la imponente belleza de este lugar desde una terraza que se encuentra en uno de los laterales. Es una delicia tomar una cerveza al atardecer viendo las tres impresionantes construcciones  tiñéndose del color rojizo del atardecer y el verde intenso de las cerámicas cambiar al pardo brillante y seguir así hasta que todo el conjunto se va apagando lentamente.
Pasamos por el mercado Taqui-Zargaron (joyeros), donde una mayoría de mujeres compra y vende oro de baja calidad, para ir al Mausoleo de Ismail Samani, el edificio mas antiguo de Bujara. Esta tumba construida en el s X para albergar los restos de Samani, fundador de la dinastía de los Samánidas y las siguientes generaciones de gobernadores es una construcción sencilla en ladrillo de color claro, nada ostentosa, en forma de cubo con las cuatro paredes exteriores iguales, decoradas con filigranas , con enormes columnas que rematan las esquinas y cubierto por una cúpula redondeada.
Mausoleo Ismael  Samani

El día es cálido en pleno otoño y nos paramos a comer unos pinchitos de pollo a la brasa y una ensalada en una terraza al aire libre.
Chor Minar
Chor Minar (cuatro minaretes). Se encuentra en un barrio algo alejado de la parte histórica, con calles sin asfaltar y casas de barro con patios en los que vemos pequeños rebaños de cabras. Chor Minar fue construido en 1807 por un rico mercader, Los cuatro minaretes recubiertos en la parte superior por cerámicas azul daban acceso a una antigua medersa, Actualmente el interior lo ocupan tiendas de recuerdos para turistas.
La ciudadela El Ark fue la residencia de los emires de Bujara desde su construcción en 1742 hasta 1920, año en que el avance de la Revolución Rusa forzó al último emir a emigrar.
Una gran puerta de madera da acceso a la rampa que sube hasta los edificios de la ciudadela. La mayoría de ellos, incluyendo una mezquita y la Sala del Trono, están prácticamente en ruinas y actualmente en proceso de restauración. Coincidimos con un grupo de soldados con uniforme y gorro de piel, en su día de paseo, que nos miran furtivamente. Algunos nos hacen fotos con disimulo, al final rompemos el hielo y nos fotografiamos mutuamente.
Ciudadela El Ark

 Mausoleo de Tchachimaï Ayyub o Fuente de Job. Este mausoleo (s.XIII) del santo sufí fundador de la escuela de Khorezm es un edificio pequeño y modesto, rodeado de jardines.  Los devotos vienen a venerarle y a coger agua bendita de la fuente del  profeta Job, quien, según la tradición, hizo manar aquí una fuente con solo tocar la tierra con su bastón y se cree que viene directamente de La Meca.
 También tenemos ocasión de visitar Choor Bakr, un mausoleo de la época del profeta Mahoma, y el palacio de verano del último emir, ambos en las afueras de la ciudad. Y no hay que olvidar los preciosos mercados cubiertos (aunque casi toda la ciudad es un mercado), como el Taqui Sarrafon o el Taqui Telpak Furushon (tejedores de alfombras).
En total pasamos 4 días en Bujara; es una ciudad para estar, para pasear y retener en la retina multitud de imágenes.
Estación de tren de Bujara
Dejamos Bujara a las ocho de la mañana. Un tren nos lleva a Samarcanda, es un tren cómodo y rápido que hace el trayecto en tres horas. Nos quedan en la memoria sensaciones, imágenes  y olores que ninguna cámara ha podido registrar. Nos queda el ensueño de Bujara.

Próximo capítulo Samarcanda

domingo, 4 de marzo de 2012

Uzbekistán. Khiva o Jiva (6)


Minarete inacabado, simbolo de Khiva
A las 7 de la mañana un viejo avión ruso (TU-154 para los que sabéis de aviones) incómodo y destartalado nos lleva de Tashkent a Urgench. En una hora ya están las maletas tiradas en una esquina del aeropuerto de Urgench, en un revoltijo amontonado, al aire libre, en el que cada uno intenta coger la suya.
Desde las rejas los taxistas nos llaman para ofrecernos sus servicios, hay que darse prisa e intentar captar clientes. Los extranjeros somos los más solicitados, un taxista se ofrece a llevarnos a Khiva por 10000 som, como dudamos intenta convencer a unas chicas checas por 8000 som, al final compartimos taxi a 8000 som y el taxista hace como que se mosquea.
Puerta del Oeste de Khiva
Khiva, ubicada en un antiguo oasis en medio del desierto, era una etapa obligada de las caravanas de la Ruta de la Seda que se dirigian a Irán. En el s XIX Khiva era un importante centro del comercio de esclavos y el lugar lo habitaban bravos comerciantes que se adentraban en un desierto plagado de bandidos. El recinto amurallado Ichan Kala alberga un interior de calles adoquinadas y  mas de 50 magníficos monumentos históricos, además de 250 casas antiguas de estilo islámico, construidas entre los siglos XVII y XIX; todo ello rodeado por murallas de tierra apisonada, formando un conjunto en el que parece que el tiempo se ha detenido.
Murallas
 Nos alojamos en una de esas casas antiguas de Ichan Kala, no muy lejos de la puerta del Oeste, donde se concentran la mayor parte de los edificios emblemáticos. Traspasar esta puerta es entrar en un mundo de sensaciones, toda la ciudad es un museo espectacular de edificios de color arena y fachadas cubiertas de ceramicas que brillan al sol.
Los visitantes llenan la ciudad desde las 10 de la mañana hasta las 6 de la tarde, en su mayoría son uzbecos, parejas de novios y acompañantes que vienen a hacerse fotos de boda, familias en la fiesta de circuncisión del niño, grupos de gentes que pasean por la calle central entre los chiringuitos de ropa y de recuerdos de viaje que hay colocados en la puerta de los impresionantes edificios.
Vendedores pasando el tiempo
Son muchos los edificios que se pueden visistar en Khiva, solamente citamos una pequeña selección de los mas impactantes, pero la ciudad merece una visita de varios días para disfrutar del encanto de sus rincones.
En la calle principal destaca el “minarete inacabado” - Kalta Minor- , símbolo de Khiva, un impresionante minarete de enormes proporciones  completamente cubierto de azulejos brillantes de color turquesa y verde. Su construcción se atribuye al gobernante Muhammad Amin Khan , que pretendia construir el minarete mas alto del mundo, pero su asesinato en 1855 lo dejó incompleto. La altura actual es un tercio de la prevista.
Mesquita de Juma
Mezquita de Juma (Mezquita del Viernes) pasa desapercibida,  no se distingue facilmente la estrecha puerta labrada que hay en la calle principal y que nos introduce directamente en el patio de 218 columnas de madera tallada. Estas columnas presentan adornos de un estilo particular que sólo se encuentra aquí y que se conoce como “talla Khorezm”. Se puede acceder a la Torre (47 m) por una estrecha y oscura escalera de caracol. En la subida vamos tropezando con parejas que aprovechan la oscuridad para sus arrumacos y se sienten cohibidos por nuestra presencia. Desde arriba se ven los límites de la ciudad amurallada, de un uniforme color crema y rompiendo esta uniformidad las brillantes e imponentes fachadas de azulejos verdosos que aparecen aquí y allá.
Palacio Tash Khovli

Detalle Palacio Tash Khovli
Palacio de Tash Khovli en el que vivían  parientes de los gobernadores. Un enorme portón da acceso al gran patio rectangular del palacio, al que asoman los miradores del piso superior. Cerca de la puerta se encuentra un escenario sostenido por columnas de madera y recubierto de cerámica, seguramente el lugar de entretenimiento de los nobles. Y allí mismo un puesto de venta de calcetines y pasminas de la India rompen la solemnidad del lugar. Unas escaleras suben hasta un corredor abierto al patio con pequeñas puertas que dan acceso a las habitaciones. El palacio está decorado con techos de madera policromada y paredes forradas de cerámicas que podemos ver de cerca, tocar y disfrutar, filigranas de cerámicas que se repiten y en las que nos embobamos, perdiendonos en los mil detalles que nos llevan a disfrutar uno de los interiores mas impresionantes de Khiva.
Boda en Khiva
Al lado de la puerta del Oeste la Ciudadela Kunya Ark , lugar de residencia de los khanes, iniciada en 1686 por Arang Khan.  La Ciudadela albergaba un arsenal, una fábrica de pólvora, varios edificios oficiales, almacenes, cocinas, casetas de vigilancia, un establo y un área de desfiles, aunque actualmente solamente queda un salón de recepciones oficiales, una mezquita  y un harén. Pero lo más destacable del lugar es la impresionante vista del conjunto de la ciudad.

Panorámica desde minarete de la Mezquita Juma

Y por la noche el recinto amurallado de Ichan Kala  se queda vacío, sin apenas luz, los vendedores vuelven en sus casas fuera de la muralla, los visitantes van a sus pueblos, y los escasos turistas de finales de octubre están dispersos. Es entonces cuando se disfruta la ciudad de otra manera, en silencio, dejándonos llevar por la imaginación. Paseamos por las calles adoquinadas entre mezquitas, minaretes, academias y medersas, vislumbrando las fachadas de cerámica que brillan a la luz de la luna. Ensoñaciones que nos transportan al mundo de los cuentos y en el que nos parece ver las caravanas de camellos cargados de riquezas que llegan a la ciudad. Borramos de nuestra imaginación la violencia del mercado de esclavos y los bandidos que merodeaban por la ciudad.
Panorámica desde la Ciudadela

El día de nuestra partida madrugamos para pasear por Ichan Kala antes de que los vendedores saquen sus mercancias a la calle y tapen parte del encanto de la ciudad y empapados de Khiva cogimos un taxi para ir a Urgench y de alli un taxi compartido a Bujara.
Khiva se queda retenida en la memoria, poco importa que la ciudad sea joven y su auge coincida con el s XIX o que gran parte de la ciudad esté reconstruida, pero el resultado es armonioso y respeta la memoria de la ciudad original.

Próximo capítulo: Uzbekistán. Bujara.