jueves, 22 de diciembre de 2011

Etíopes

Niñas en las cataratas del Nilo Azul

Pastor
Viajar es como mirar por una ventana. Cuando viajas a un lugar nuevo, sobre todo si es lejano y una cultura diferente, entender la realidad a veces se hace difícil y solamente vemos un trozo muy pequeño, el que te permite el marco de la ventana por la que te asomas.
La realidad está tamizada y nos dejamos seducir por la sensación del momento. Es una realidad pequeña, enmarcada y encajada, pero atenta, interrogativa con deseo de conocer y por eso nos dejamos impregnar por los paisajes, las gentes, ciudades, ambientes... y sentimos el viento que trae aromas diferentes. En Etiopía el aire trae el aroma a café, mezclado con el olor del incienso y las maderas aromáticas que se queman para darle sabor.
Abuelita etíope
 Y desde la ventana hay cosas que te sorprenden y otras que pasan desapercibidas, depende de tus gustos y aficiones, a mi me gusta mucho observar a la gente, intentar adivinar cómo viven y sienten y en esa observación, la gente de Etiopía me parece guapa. Los etíopes tiene unos preciosos ojos rasgados, intensos, negros y profundos que miran directamente, aunque no siempre, porque también nos hemos encontrado con etíopes que no quieren saber nada del extranjero, que no les gusta que andes por ahí husmeando en sus cosas y plasmando en fotos sus vivencias y si lo haces, al menos pagas y puestos a soportarte, se benefician de alguna manera. Give me one birr!, es la canción mas repetida.
Garrafa de agua a la cabeza
Me impresionan las mujeres cargadas con todo tipo de bultos; con fajos de leña que les hace caminar inclinadas, dobladas por el peso y que vistas por la espalda parece que el fajo es autónomo, que puede andar; las que llevan  paquetes de todos los tamaños en la cabeza, andando rectas y seguras como si no sintieran el peso; los hombres que van y vienen del campo con una vara larga en los hombros y con los brazos apoyados en los extremos, descansándolos;  los niños y niñas de 7 u 8 años con pequeños rebaños de ovejas, cabras o vacas, rebaños que circulan por las carreteras y que los coches no siempre logran esquivar y van dejando los rastros en las cunetas. Cuando un coche mata a un animal, el conductor sale corriendo para no saber, ni tener que responder, y en la calzada queda el niño o la niña o su padre, llorando la desgracia; el color amarillo de las garrafas que usan para buscar agua, para ellos y para los animales, a veces a lugares distantes y que a la vuelta atan a la espalda como si fuera una mochila y nos hablan de las ONGs que hacen pozos para facilitar este trabajo,  y siempre por las orillas (o por el centro) de las carreteras gente que va y viene y los días de mercado vemos filas y filas de hombres y mujeres cargados con algún paquete y que al atardecer, a la vuelta,  se adentran por caminos polvorientos en dirección a algún pueblo pequeño de casas construidas con palos de madera y recubiertas de barro y paja.


Limpiando el grano

lunes, 19 de diciembre de 2011

Vuelta de Etiopía


Cosechando

Ya de vuelta a España nos metemos de lleno en el ritmo cotidiano, pasamos de los días soleados de Addis Abeba al cierzo y la niebla de Zaragoza; de la injera con verduras a la tortilla de patata; de los puestos callejeros a los centros comerciales; de regatear un birr, a las compras desbordadas de Navidad; de pasar los días callejeando, a encerrarnos en una caja climatizada y de poner los ojos, oidos y olfato al servicio de las nuevas sensaciones a bloquear los sentidos y primar la razón.
Cosechando
En unos días parece que la imagen de Etiopia se nos desdibuja y se retira al fondo de la memoria, y ponemos cara de haber vuelto, pero lo que no sabe la gente que nos rodea, es que la estela de Etiopia es alargada y que todavía no se ha retirado y que aunque esté aquí, no me siento en Zaragoza y por eso no me entero cuando mi padre me dice que le compre vino y se me olvida que mi hermano necesita el aceite. Yo se que no saben que mi cabeza no está aquí todavía y que, de vez en cuando me voy a ver el horizonte a la orilla del lago Awasa y a escuchar los cantos de los monjes en Bet Maryam, en Lalibela.
Todos los viajes dejan en la retina recuerdos y olores que se quedan por mucho tiempo y que ninguna foto es capaz de reflejar. Es la magia del viaje, y Etiopia me ha dejado muchas imágenes, alguna imposible de plasmar.
Hemos viajado en temporada seca, cuando ya han pasado las lluvias y toca recoger el grano, el tif para hacer la ínjera, el trigo, la cebada...
Trillando
Los campos están de color amarillo y en todo el país vemos como los agricultores recogen la cosecha, en general las espigas no son altas y la gente cosecha “en cuclillas” con la hoz en la mano, despacio, lentamente, con un horizonte puesto en el final del campo. Por el norte, en la amplia meseta etíope, se combina el verde y el amarillo; hasta los 3000 metros de altitud se ven tierras de labor que incluso en época seca mantienen la humedad,. Llanuras que cosechar en la que no vemos ni un tractor, ni una cosechadora, ni una aventadora….solamente gente, en grupos grandes o pequeños cosechando a mano y luego trillando sin trillo, con los animales dando vuelta a la “parva” y aventando y haciendo montones de paja…En el sur vemos alguna maquinaria agrícola, no mucho, 6 tractores, 3 cosechadoras y 4 ó 5 aventadoras, nada mas. En un país con una extensión de dos veces España, básicamente agrícola, son escasas las maquinarias que vemos. Se lo cuento a mi padre y recuerda su infancia, cuando los españoles también éramos agricultores, y tampoco teníamos tractores…y me parece que acabo de ver la infancia de mi padre.
"Aventando" el grano
Etiopia apenas tiene árboles, me refiero a los árboles centenarios, enormes, el árbol que predomina en la mayoría de las regiones que hemos visitado es el eucalipto, parece ser que en los últimos 100 años el bosque autoctono de Etiopia ha desaparecido en un 93% y se ha sustituido por el eucalipto que es mas rentable y dicen que ahora es el mas adecuado para evitar la deforestación, incluso hay un proyecto de cooperación de España con Etiopia para relanzar la plantación de eucaliptos, ahí va un enlace (lo de excelente no es cosa mía).
Vea este excelente video de MSN: El "diablo verde" invade las tierras de Etiopía

 Los montes de Etiopia huelen bien, huelen a orégano y tomillo que crecen silvestres por las montañas (¿los plantarían los italianos en los cuatro años que estuvieron por estas tierras?), a flores frescas, a eucalipto, a olores agradables que no conocemos, pero que disfrutamos.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Por el valle del Rift

Paisaje del lago Abiata
Varios días desconectados sin Internet y sin móvil, totalmente incomunicados con el mundo.
El antilope etiope
Hemos estado en Wondo Genet, un balneario de aguas termales, no muy lejos de Awasa, con piscinas de agua caliente, agua templada y chorros de agua caliente que bajan directamente de la montana . En el lado pijo los ricos de Addis vienen aquí a tomar las aguas, que son muy buenas para casi todo y se bañan en las piscinas y toman refrescos y pasan las horas. Unos metros más allá, donde brota el manantial, los lugareños se bañan en pozas naturales de agua caliente y se refrescan en las aguas del rió.
En la excursión que logramos hacer a las montanas, después de librarnos de los seudoguías que se empeñaban en guiarnos a no sé donde, subiendo, subiendo llegamos a un mirador que daba al gran Valle del Rift, rodeados de monos babuinos que se escondían al vernos pero que nos observaban desde detrás de las matas y en cuanto nos alejabamos un poco de nuevo salian al camino.
Aguas termales de Wondo Genet
Y de allí a las montanas Bale, de nuevo al techo de África, a una meseta plana y árida a mas de 3000 m de altitud, por una carretera que están construyendo (como no) empresas chinas y que está casi terminada Construir esta carretera ha supuesto un trabajo enorme de ingeniería en el que se ha invertido dos años de y va a facilitar bastante el acceso a estos pueblos.
Nos alojamos en un refugio de montana en Dinsho y a poca distancia podíamos ver los antílopes etíopes, enormes con rayas blancas en la cara y cuello; otros antílopes más pequeños sin rayas y el facóquero, parecido al jabalí pero mucho más feo. En una excursión por la sabana que hicimos por la mañana pudimos ver las manadas de antílopes que bajan a beber y que observan, por si nos acercamos, para salir corriendo.
De las montañas bajamos al lago Langano. A la orilla del lago hay elegantes resort, en medio de un paisaje seco de tierra blanca, salteado de acacias de ramas marrones espinosas, secas. El lago Langano no queda lejos de Addis Abeba y es un lugar de descanso en el que disfrutar de los deportes del agua y al que acuden los etíopes de cierto nivel.
Foto de grupo
Desde el lago se puede visitar el  parque nacional de los lagos Abiata  y Shala, en el valle del Rift. Son unos parques nacionales muy secos, con muchos pájaros especialmente los flamencos que viven en el agua salada del lago Abiata y los pelicanos que viven en el lago Shala de agua dulce. Un paisaje seco y cálido con el suelo de salitre y un fuerte olor en el ambiente. Nos enseñan un enorme pozo que se ha creado hace unos meses en el que sale el agua hirviendo, una zona con ríos de agua caliente que van a los lagos, parece ser que los lagos se van haciendo con el tiempo mas salinos.
Pozos de agua hirviendo
 Y ahora ya de vuelta en Addis preparándonos para coger mañana por la noche el avión de vuelta a España. Pasamos el ultimo día paseando por la zona de Piazza y Churchill Avenue, comiendo la última injera de ayuno y viendo las tiendas de los centros comerciales de la zona de Bole.
Vamos a cenar a un restaurante muy cerca del aeropuerto, al Abisinia, un restaurante con música tradicional, dirigido a  turistas pero que tiene un ambiente muy divertido, allí encontramos a los primeros españoles de todo el viaje y a las 9 de la noche nos vamos al aeropuerto. Pasar los controles del aeropuerto es lentísimo, hay una única fila para todos los vuelos por lo que se hace muuuuy lento. El avión sale a la 23,30 y aunque estamos en el aeropuerto con 2,30 h de antelación, llegamos a embarcar con el tiempo justo.
Una calle de Addis Abeba
El viaje se acaba y parece que no ha dado tiempo para nada, se nos han quedado muchas cosas por ver, muchos lugares en los que estar más tiempo y de los que disfrutar, nos ha faltado tiempo para pararse a ver los impresionantes paisajes de las montana Simien y las montanas Bale, tiempo para hablar con la gente y aprender a decir si aspirando la vocal a, como si te dieran un susto o a confirmar que se está de acuerdo subiendo los hombros y las cejas, tiempo ...Etiopía es un país muy grande al que dedicar más tiempo aunque no estoy segura de que mi compañero de andanzas comparta esta opinión conmigo.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Etiopía. Awasa

Pescando en el lago Awasa
  Y después de la parada en Addis, ahora viajamos hacia el sur, a Awasa y la cadena de lagos del valle del Rift, en lo que es la mayor fosa tectónica del continente africano, que va desde el Mar Rojo a Mozambique y que cada año se va separando unos centímetros hasta que en un futuro muy lejano se divida y forme una nueva isla.
marabús

marabús en la terraza del bar
El paisaje del sur es muy diferente, estepas planas con árboles que parecen sombrillas de espinas (no sé como se llaman), mucho más seco, con la tierra mas blanca. La carretera está totalmente asfaltada por...los chinos y vemos a lo largo del camino los enormes almacenes de empresas chinas que se identifican claramente por las banderas de China y Etiopía que presiden la puerta. Esta carretera está muy transitada por los camiones que van y vienen al puerto de Djibuti, la única salida al mar que tiene Etiopía desde la separación de Eritrea.
Pasamos por Shashemene la ciudad de los rastafaris de Jamaica que se identificaron con Haile Selassie y lo consideran el libertador.
Awasa es una ciudad a la orilla del lago del mismo nombre, el más pequeño de los lagos del Rift. Es una ciudad muy agradable, planificada, con aceras, calles asfaltadas sin apenas agujeros y con un precioso paseo alrededor del lago en el que se puede ver montones de pájaros de todos los tamaños y colores, pero sobre todo a mi me han impactado los enormes marabús de pico largo y papada rosada.

Y desde los arboles nos observan los monos gereza de barbas y larga cola blanca y ya en tierra otros monos mas pequeños se acercan e intentan robar algo...
 La gente pesca con unas sencillas barcas hechas de juncos que flotan...Es una agradable sensación de estar en plena naturaleza, disfrutando y viendo animales que nunca antes habíamos visto.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Etiopía. Harar, faranyo. faranyo

foto, foto

Hello faranyo!, foto faranyo!, give me money faranyo!,... Esta es la cantinela constante en Harar, hoy por la mañana nos hemos despedido de ser faranyo y pasamos de nuevo a ser de vez en cuando, faranyi.
El futbolín, un invento español en Etiopia
Nos despedimos de Harar desayunando una "crepe" con huevo y verduras, con un sabor parecido a la murtaba que se come en muchas partes de Asia y un riquísimo café abisinio que es una delicia. Ya con fuerza y energía nos vamos a buscar una furgoneta compartida para ir a Dire Dawa y desde allí coger el avión a Addis.
En un santiamén estamos montados en una furgoneta, a los tres minutos de salir nos para un policía que con cara seria y sin mirar siquiera, dice algo al conductor, éste protesta un poco, pero el poli va directamente a quitar una pegatina que la furgoneta lleva pegada en el cristal, el conductor se baja de la furgoneta y se abraza al poli sin parar de besarle en la cara, el poli sigue serio e impasible quitando la pegatina, el conductor, persuasivo él, se tira al suelo y empieza a besarle las botas. El poli parece que responde y deja de quitar la pegatina del coche. El conductor deja algo en el bolsillo de la camisa del poli y seguimos viaje. Luis y yo alucinados comprobamos una vez mas lo comediantes que son estos etíopes.

Campaña del sida
Seguimos viaje y vamos parando en todos los pueblos de la ruta, en la mayoría hay mercado y se vende qat. La gente lo lleva en bolsas de plástico, pero los señores más elegantes lo llevan en rama como si fuera en ramo de flores y se regalan ramitas.
Llegamos al aeropuerto con el tiempo justo, pero por suerte, nuestro vuelo lleva retraso y salimos una hora más tarde.
En Addis se está celebrando una conferencia africana sobre el sida y hay problemas de alojamiento. Preguntamos en varios hoteles y todos están llenos, al final conseguimos habitación en el Etiopia, un hotel en el centro con precios europeos y servicios africanos... Eso sí, en la entrada del hotel nos recibe un enorme cartel en el que un famoso nos dice que: Wherever I go, my condoms travel whit me, eso, que vaya a donde vaya en África, sus condones van con él, y al llegar a la habitación, en la mesilla nos encontramos, como no, .... unos preservativos.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Etiopía. Harar

Harar, ciudad amurallada
Estamos en Harar, la ciudad más musulmana de Etiopía, al este del país, en pleno cuerno de África y a poco más de 150 Km de Somalilandia.
La verdad es que Harar es un pueblo ¿o ciudad? muy diferente al resto de ciudades de Etiopia, con una parte antigua amurallada y acceso por varias puertas, aunque no todas las puertas se siguen conservando. En el interior de la parte amurallada se pueden intuir,  detrás de los muros blancos, las antiguas casas coloniales con balcones de madera al estilo oriental, a veces la puerta está abierta y podemos asomar pero no siempre es posible visitarlas. En el recinto amurallado hay más de 90 mezquitas pero nosotros no podemos entrar en ellas, pero vamos viendo la silueta de los minaretes.
Acarreando leña
Una de las casas que se puede visitar es la casa "Rambo" la casa en la que dicen vivió el poeta francés Rimbaud durante los 17 años que residió en Harar, pero de nuevo este dato no está claro.
También se puede visitar la casa Ras Makonen en la que dicen vivió su infancia Haile Selassie, de nuevo este dato tampoco está claro. La mayoría de las historias que nos cuentan son más leyendas que historias reales.

Dentífrico en palitos
A pesar de la fuerte influencia musulmana, parece una ciudad abierta y aun no hemos visto ninguna mujer con la cara cubierta, las mujeres llevan amplios mantones coloridos y las vemos ir y venir con la carga en la cabeza, mientras los hombres, no todos pero si una amplia mayoría, están tranquilamente comiendo qat, una hierba que también vemos consumir ampliamente en Yemen y que se va masticando mientras se bebe agua y se forma una bola en la boca y así pasan las horas tan ricamente. No sé si es por el qat o por otra razón pero es la ciudad con más "rayados" por metro cuadrado que he visto nunca.
Y toda la ciudad es un mercado en el que se venden todo tipo de frutas y verduras y dulces y maíz asado y cafés y....: en una de las calles, llamada de las máquinas, está llena de hombres con máquinas de coser que hacen todo tipo de prendas y arreglos mientras las mujeres van de un lado a otro eligiendo telas y diseños, es una calle en cuesta, con alguna destartalada casa antigua y un ambiente muy colorista.



jueves, 1 de diciembre de 2011

De vuelta a Addis Abeba

Tres amigas
  Terminamos el recorrido por el norte, y estamos de vuelta en Addis Abeba. Mañana cogemos un avión a Harar en el este. Al llegar a Addis intentamos alojarnos en el hotel Ras, que está bastante céntrico y en el que ya nos alojamos al llegar y nos encontramos que en una semana han triplicado el precio, costaba 450 bir y ahora lo han subido a 1200, no se andan con subidas suaves, ya puestos...lo mismo ocurrió con las iglesias del lago Tana hace un mes costaban 50 bir y ahora las han subido a 100 bir, el 100%.
De vuelta a casa
Dejamos ya las montañas del norte, hoy ha sido un día largo con muchas horas de coche;  hemos pasado por puertos cubiertos por una niebla densa, casi no se veía la carretera. En algunos pueblos se nota la influencia de la cultura islámica,  los hombres siguen llevando faldas y las mujeres van con la cara cubierta; en un descanso me pongo a hablar con unas muchachas y les hago una foto, una de ellas llevaba la cara tapada pero se sube las cortinilla y tan contenta me deja hacerle la foto, y por todas parte rebaños de vacas con unos cuernos tremendos, ovejas, cabras y burros, muchos rebaños de burros y en algunas zonas camellos.
En el pueblo en que nos paramos a comer, varias mesas estaban ocupadas por chinos, hay muchos en toda esta región porque las carreteras han sido asfaltadas por empresas chinas, viven todos juntos en campamentos pero a veces resulta que bajan a los pueblos.
 
Actuación de danzas tradicionales en el restaurante Habesha de Addis Abeba