domingo, 10 de febrero de 2013

Ordesa en invierno

                                      Refugio de Góriz y Ordesa al fondo     Foto: Nacho Celaya

Bosque de las Hayas
Todos los inviernos subo a los Pirineos para realizar alguna pequeña travesía. Siempre elijo rutas ya conocidas, para no correr el riesgo de extraviarme en el caso de un cambio de tiempo repentino, ya que casi siempre lo hago en solitario. En los últimos inviernos he repetido varias veces la subida al refugio de Góriz, que desde sus 2120 metros de altitud domina el soberbio Valle de Ordesa y a la vez es punto de partida de la ascensión al Monte Perdido.
La subida a Góriz no presenta dificultades técnicas; sólo hay que salvar un gran desnivel a partir de la gran pradera de Ordesa, junto a la cascada que llaman "Cola de caballo"; desde allí se escala rápidamente por las seguras (relativamente) clavijas de Soaso o bien se progresa zigzagueando por una ladera empinada hasta superar el resalte rocoso que corona la "cueva helada". Aún nos quedarán 400 metros de desnivel que conviene abordar despacio, para no agotarnos demasiado xD
Hacia la Brecha de Rolando

La subida desde el parking que da entrada al Parque Nacional hasta el refugio de Góriz nunca dura menos de 5 horas... y tal vez más de 7, si vamos despacio. Por eso en invierno conviene salir temprano para llegar antes de la puesta de sol. Es muy útil llevar unos crampones, ligeros pero adaptables a botas rígidas, para cruzar con mayor seguridad alguno de los muchos pasos que suelen estar helados.

Una vez arriba, si el tiempo acompaña, todavía se puede subir un poco más hacia Marboré, hacia la Brecha de Rolando, o subir la cercana y fácil cumbre de Tabacol, que ofrece magníficas vistas.
Después, cena en el vetusto refugio en compañía de los guardas y de los pocos o muchos montañeros que se alojen allí esa noche. Con buen tiempo siempre hay algunos que se animan a levantarse hacia las 5h y emprender la ascensión al Perdido. 

Refugio de Góriz
Las fotos que acompañan corresponden a febrero de 2012, un invierno seco que daba un aspecto muy triste al cañón y a todo el paisaje en general. La parte buena es que se observa mejor y más de cerca a la multitud de rebecos (en esta región los llamamos "sarrios") que habitan el Parque. Resulta entretenido ver cómo corren y saltan de una montaña a otra, buscando el pasto y sin hacer apenas ruido.

Sarrios del Pirineo

Sarrio en Ordesa



2 comentarios:

Vieja Mochila dijo...

Este año, el paisaje es otro. A ver si alguna vez coincidimos por esas latitudes.

Pilar Brun dijo...

Efectivamente este año estaba mas nevado pero Luis olvido la camara de fotos y por eso ha puesto las del año pasado. Muy bonita tus fotos de la ultima entrada, envidia de la buena. Besos